Desde el número de Américas de Diciembre 2011, yo leí el artículo titulado “Orquesta Juvenil de las Américas,” escrito por Katarina Weir. El artículo discute una organización cuyo nombre es lo del artículo: La Orquesta Juvenil de las Américas (o Youth Orchestra of America, YOA). La organización es una colaboración entre músicos talentosos del hemisferio occidental para proveer oportunidades musicales para jovenes que tienen entre los 18 y 30 años.
Yo admiro mucho a esta iniciativa ambiciosa porque yo he experimentado el poder de música, y que puede ser muy inspirador. Creo que los efectos positivos de la música se multiplican con las personas en sociedades con un bajo nivel de vida. El artículo explica varias maneras en que se ha expandido el programa de YOA, y demuestra los resultados extensos del programa en muchas naciones americanas. Por supuesto, el programa de YOA provee oportunidades para el aprendizaje musical, pero también el aprendizaje del cáracter y del liderazgo.
Fue muy interesante aprender de un programa específico que tiene un gran impacto, pero también me interesó mucho la sección del artículo que detalló otros programas inspirados por lo de YOA. La organización es importante, pero lo más importante es la misión de la organización. Me gustó mucho leer de los ex alumnos que han encarado sus propias iniciativas, para dirigir otros programas de la educación musical que proveen más oportunidades. Al fin del artículo, había una cita muy interesante que describió la comunidad de YOA: “La YOA no es una orquesta: es una escuela de vida, valores, dedicación, pasión y amor incondicional y eterno. Todos los que pertenecen a la orquesta son personas especiales y singulares, con un honesto deseo de hacer las cosas bien y darse íntegramente a los demás.”

